La Otra Mirada

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Guy Sorman: Es evidente que la humanidad progresa

“Mi optimismo no es engreído, sino racional, basado en la realidad”, afirma este filósofo y economista francés, fiel descendiente del pensamiento ilustrado. Su condición de viajero y difusor de las ideas de la democracia y la libertad individual, lo tiene acá, en Chile, en una nueva escala, invitado por “El Mercurio” al ciclo Encuentros.

DANIEL SWINBURN 

Si hubiera que buscar una expresión que sintetizara el ingente trabajo de Guy Sorman en defensa de la sociedad libre, se podría afirmar que es el más fiel seguidor del gran pensador liberal francés del siglo XIX Alexis de Tocqueville. Como éste, Sorman no se conforma solo con teorizar acerca de las bondades de la libertades individuales, de las instituciones democráticas y de la modernidad, sino que su desafío es hacerlo “en terreno”, y haciendo que sus definiciones sean corroboradas a través de la mirada empírica. Por eso, su defensa de la democracia y del capitalismo moderno asumida con tanta convicción, lo ha obligado a convertirse en un periodista de tiempo completo, viajando por el mundo prácticamente durante todo el año, para visitar la realidad social de los más diversos países y regiones, y ver in situ el avance o retroceso de su credo político. Sorman es, a la manera de los filósofos ilustrados del siglo XVIII, un optimista irredento, y piensa que el progreso sigue siendo un motor muy potente a la hora de explicar la historia contemporánea. Lejos del pesimismo posmoderno, su último libro -dentro de una producción superior a la veintena- así lo atestigua desde su título: Le Journal d’un optimiste .

El mismo se declara sorprendido por las reacciones que ha provocado ese título en Francia: “No comprendo por qué. Es evidente que la humanidad progresa: desde hace 25 años, el porcentaje de la humanidad que vive en una pobreza absoluta (menos de un dólar al día) ha disminuido de 40 a 20 por ciento, en tanto la población mundial se ha duplicado. Por lo tanto, hay continentes enteros que escapan de la miseria masiva gracias a políticas económicas inteligentes (abandono del socialismo) y a la transferencia de tecnologías de los países desarrollados a países pobres (tratamientos contra el sida, por ejemplo). Todos vivimos por más tiempo, en general, con mayor comodidad y con mejor salud que nuestros padres. Ya que el progreso es un fenómeno acumulativo, no veo ninguna razón para que se frene. Agreguemos a ello que el número de conflictos en el mundo nunca ha sido menor que ahora, aunque la mediatización de estos haga creer que han aumentado. Desde la desaparición de la URSS, la perspectiva de un conflicto mundial es nula. En cuanto a los desastres ambientales, provienen del pensamiento milenarista, pero no de constataciones reales. Y la democracia ha echado raíces en todas partes. Por lo tanto, mi optimismo no es engreído, sino racional, basado en la realidad. Lo que intento demostrar en mi nuevo libro se basa en observaciones concretas, pues soy un viajero que no me canso de recorrer todo el mundo”.

Su nueva visita a Chile, al ciclo Encuentros que organiza “El Mercurio”, se convierte en un pretexto para poner al día los cambios en el termómetro de las ideas de la libertad en el mundo.

-¿Cómo ve usted la salud de la democracia y la libertad en la Europa convulsionada con la crisis?

“La crisis en Europa se debe a la increíblemente mala gestión del gasto público en los últimos veinte años. Los gobiernos de todos los colores se niegan a reconocer que la demografía -la disminución y envejecimiento de la población- nos obliga a revisar los sistemas de solidaridad social que fueron diseñados en otra época. Los gobiernos prefieren aumentar los impuestos y ahondar los déficits -lo que mata el crecimiento- para no tener que tomar decisiones valientes. Sin embargo, la gente no va a renunciar a la democracia: hay una tendencia a cambiar de mayoría en cada escrutinio (Sarkozy será víctima de ello) con la esperanza de que el próximo gobierno haga un milagro”.

-¿Qué relevancia política le otorga usted al movimiento social de los Indignados del año pasado en esos y otros países?

“El movimiento de los indignados revela el deseo legítimo de una generación joven de participar también en la escritura de la historia. Muchos jóvenes sienten realmente que la historia se hace sin ellos, y cada generación tiene ese deseo natural de dejar su marca en su época y en su territorio. Para mi generación, fue mayo del 68 en París. Por lo demás, los medios sociales facilitan las movilizaciones del tipo indignados, que reúne a lo que yo he llamado la generación Facebook”.

“Me objetarán que esos indignados no proponen nada. Es cierto por ahora, pero es bastante mejor que ver caer a estos jóvenes en las rutinas ideológicas del pasado, que nos hicieron tanto daño. Y para decir algo positivo, sin que esté obligado a hacerlo, me parece que los indignados nos invitan a nuevas formas de participación democrática, más inclusivas, menos monopolizadas por los partidos políticos: en esta época de internet, uno debería pensar en estas nuevas formas de participación ciudadana, que son posibles y tal vez estimulantes”.

-Usted ha podido viajar a distintos países del mundo árabe y ha sido testigo de las revueltas sociales que han conmovido a poblaciones que hasta ahora permanecían muy pasivas respecto de sus gobiernos autoritarios. ¿Cómo define usted lo sucedido en Libia, Egipto, Siria?

“Las revoluciones árabes eran previsibles, y muchos observadores las previeron. Yo publiqué modestamente en 2003 un libro llamado Les enfants de Rifaa, musulmans et modernes (Los niños de Rifaa, musulmanes y modernos), en el que anticipaba que tarde o temprano el poder sería reivindicado por musulmanes demócratas de acuerdo con el modelo del partido gobernante en Turquía”.

“Estas revoluciones estallaron en un momento en el que mejoraba la situación económica del mundo árabe: la tasa de crecimiento en Egipto y Túnez alcanzó un 7 por ciento antes de la crisis de 2008. Pero las revoluciones siempre llegan cuando las cosas andan mejor: el crecimiento crea esperanzas, en tanto el estancamiento incita a conformarse con el statu quo”.

“Debido a que esos pueblos árabes son muy conservadores, las nuevas mayorías que se perfilan son mayoritariamente conservadoras, religiosas y económicamente liberales, porque el Islam es pro capitalista y alérgico al socialismo. Dentro de esta tendencia general, hay que hacer una distinción entre los países homogéneos como Túnez y Egipto, en los que una democracia liberal debería funcionar sin mayores problemas, y los países fragmentados por tribus; en Libia o en Siria, sería más conveniente crear confederaciones, lo que requerirá de mucho tiempo y una actitud menos dogmática de parte de los occidentales sobre la necesaria unidad nacional de dichos países”.

-¿Cómo ve el caso de Egipto?

“Estas revoluciones recién han comenzado: en Egipto, pienso que tendrán que pasar muchos años antes de que los funcionarios que controlan la economía se retiren o más probablemente se transformen en empresarios capitalistas. En general, y más allá de estas distinciones, la tendencia de fondo es clara: los árabes son conservadores, son piadosos y tienen un gran deseo de modernidad y de inclusión en el orden mundial. Estaban cansados de estar relegados a la periferia del mundo. Los integristas yihadistas han sido claramente marginados por estas evoluciones de la sociedad que no previeron”.

“América Latina sin voz”

-Mario Vargas Llosa en entrevista reciente expresó que este es el mejor momento político de América Latina en muchos años, pues se acepta la democracia y el mercado, de manera bastante amplia, y las sombras del autoritarismo caudillista no son amenazantes para la región. ¿Cuál es su visión de América Latina?

“En América Latina se puede efectivamente hablar de una nueva edad de oro. Y la mejora de la condición humana beneficia a muchos, lo que es algo nuevo para ese continente. Pero debemos ser prudentes en todo caso, pues la tentación izquierdista y caudillista persiste en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, y en ciertos medios chilenos. El pasado no pasa tan rápido. Habiendo puesto esta nota de prudencia, es cierto que la metamorfosis de América Latina, de un continente supuestamente “revolucionario” a un continente más bien liberal, se hizo realidad más rápido que lo que Vargas Llosa o yo hubiéramos imaginado hace veinte años. En esta evolución favorable y que me encanta, noto dos problemas subsidiarios aún no resueltos:

“El primero es el número significativo de grandes bolsas de pobreza que aún subsisten en América Latina -un poco como en China- en la región andina, en Brasil, en Argentina. Esto requeriría una reflexión sobre la educación, sobre los métodos de solidaridad social (México es un laboratorio interesante en este sentido) y sobre la distribución geográfica de las inversiones energéticas que condicionan el desarrollo económico. Estas bolsas de miseria pueden convertirse en focos de la guerrilla o, en todo caso, pueden perjudicar seriamente la legitimidad de la democracia liberal”.

“Otro problema para América Latina es, visto desde afuera, la poca contribución del continente al orden mundial. Sin embargo, existe una civilización latinoamericana definida, a pesar de las variaciones nacionales, y una experiencia histórica latinoamericana y normas jurídicas regionales, pero no existe una voz latinoamericana que se haga oír fuera del continente. Es una lástima para nosotros los europeos que nos enfrentamos a las normas anglosajonas y a las ambiciones chinas sin que América Latina ejerza un contrapoder al que podría aspirar”.

-Sobre China, a cuatro años de haber publicado su libro “China, el imperio de las mentiras”, ¿ha modificado su diagnóstico?

“China es al mismo tiempo un éxito económico y una ilusión. La economía china es la segunda del mundo en volumen, pero el ingreso chino per cápita ocupa el puesto 100 entre las naciones. El índice de desarrollo humano que toma en cuenta la salud y educación está en el puesto 80. Por lo tanto, el modelo chino funciona beneficiando sólo a algunos, alrededor de un tercio de la población. Sobre lo que piensan los demás, los dejados de lado, no sabemos nada, porque no tienen voz. Dudo, por lo tanto, de la estabilidad a largo plazo de ese modelo que no es exportable: la explotación del pueblo por un partido autoritario no es reproducible ni deseable. No se advierte tampoco ningún progreso en la libertad de expresión: jamás han sido encarcelados tantos intelectuales como ahora. Al mismo tiempo, gracias a internet y a los SMS, los chinos están muy conscientes de esas contradicciones internas”.

“¿Podrá evolucionar el régimen chino? Sus dirigentes no demuestran desearlo, pues el sistema es bueno para ellos y el pueblo no puede intervenir. ¿Una revolución? Lo dudo mucho, pues los chinos tienen un temor justificado de una guerra civil. Por lo tanto, no juego a ser profeta, pero los exhorto a no dejarse engañar por la propaganda -muy bien organizada- del Partido y ver a China como un todo, la China en su totalidad y no sólo los nuevos ricos que son los interlocutores habituales de los occidentales”.

”Un problema para América Latina, visto desde afuera, es la poca contribución del continente al orden mundial”.”Cada época combina el espíritu de rebelión con los medios de comunicación del momento. La combinaciónde ambos es el motor de la historia”.”Los árabes son conservadores, son piadosos y tienen un gran deseo de modernidad y de inclusión en el orden mundial”.

“En Chile no hubo un ‘Mayo del 68′”-En Chile hubo masivas protestas estudiantiles, pidiendo sobre todo modificar el sistema de financiamiento del sistema de educación superior. Algunos analistas locales vieron en estas manifestaciones nuestro “Mayo 68”. ¿Cuál es su visión?

“En mi opinión, no hay ninguna relación entre las manifestaciones estudiantiles en Chile y Mayo del 68 en París. Mayo del 68 fue un movimiento de reivindicación cultural por una mayor libertad individual, la igualdad de los sexos y una sociedad menos autoritaria. La reivindicación chilena me parece corporativista y politizada: no digo que esté mal, pero es diferente. Es obvio que una parte de la sociedad chilena aún no ha aceptado los principios de la alternancia política ni ha digerido la victoria del Presidente Piñera. Se busca por lo tanto revancha en la calle, refugiándose tras causas o pretextos como los derechos de inscripción universitaria o la protección de los pingüinos de la Patagonia. Pero más allá de la politización del movimiento, es cierto que la sociedad chilena sigue siendo muy desigual, pues está en transición hacia una sociedad de clase media. ¿El sistema educacional favorece esta transición ofreciendo igualdad de oportunidades para todos, o no? Esto merece una respuesta compleja. Sé que no es esto lo que piden los estudiantes protestatarios que pertenecen por lo general a la burguesía. Se equivocan de lucha, pero plantean un problema real universal: ningún país logra combinar una enseñanza de calidad que llegue a las masas y que le preste una particular atención a la movilidad social. Es un poco como la cuadratura del círculo que intenta resolver el sistema de becas. En Chile, donde existe este sistema, debe ser perfeccionado”.

Ciclo de encuentros “El Mercurio”:El filósofo y economista francés viene en forma exclusiva este jueves 26 a El Mercurio para hablar de Francia en el contexto de las elecciones presidenciales que se inician hoy en ese país. (Inscripciones en fono: 753 6363).

En este ciclo, la Dirección de Extensión de la vicepresidencia de “El Mercurio”, busca entregar a la comunidad contenidos editoriales, periodísticos y culturales a través de distintas modalidades que permitan enriquecer la entrega diaria de información. A través de seminarios, conversaciones, conferencias, ciclos y diversos eventos, el lector podrá informarse directamente con los distintos actores de la noticia y del quehacer nacional e internacional, interactuando con autores relevantes en las más diversas áreas del conocimiento.

Con el nombre de Encuentros El Mercurio y bajo la dirección de la historiadora y periodista Verónica Matte, se programan para este año una serie de conversaciones de análisis de las elecciones en Francia, EE.UU y México; se harán ciclos sobre la llamada Primavera Árabe y el desarrollo de China. Asimismo, habrá encuentros de urbanismo pensando en la ciudad que queremos para vivir. Se analizará el malestar en la sociedad contemporánea y, finalmente, se harán ciclos de ‘Jóvenes pensando Chile’, además de encuentros literarios y artísticos.

Elecciones en Francia

– ¿Cuáles son los dos desafíos más urgentes de la política exterior de Francia, que debieran estar en la agenda de cualquier candidato que resulte ganador?

“Dos tópicos que son tabú: la naturaleza de Europa – ¿estamos construyendo una Federación Europea o no?- y el tamaño de los cuerpos militares. El ejército está equipado con armas nucleares pero hoy no hay enemigo para ser disuadido por ellas, lo que constituye un pesado costo para un símbolo obsoleto. Y los militares están subequipados para proyectar su fuerza contra estados fallidos como Libia, Siria o la Serbia de ataño. Francia necesita fuerzas militares diferentes, más ajustadas a la realidad. Pero ningún candidato osa tocar estos temas.”

Publicado en El Mercurio el 22 de abril de 2012

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