Por Cecilia Guzmán y Magdalena Piñera
Cumplió 80 años en marzo de 2016 y desde entonces el mundo ha celebrado al Premio Nobel de Literatura como nunca antes lo había hecho. Acompañado de su nueva pareja, Isabel Presley –de quien no le gusta hablar en público, pues es muy celoso de su privacidad–, se lo ha visto muy animado con su vida y también con mucha energía para defender las ideas de la libertad y criticar los populismos en América Latina e incluso en Estados Unidos.
No solo ha tenido una intensa agenda de actividades en varios países. Recientemente estuvo en Chile, Argentina y Brasil. Revista “Cosas” lo acompañó en este periplo y pudo conversar con él sobre el amor, la libertad, la literatura y la política.
–¿Cómo ve usted en América Latina el tema de los populismos que han ido avanzando?
–Tengo una visión más bien optimista de América Latina, creo que incluso los populismos están sufriendo derrotas sistemáticas. El caso de Bolivia ha sido muy interesante, Evo Morales intentaba reelegirse por tercera vez y los bolivianos, de manera clarísima, dijeron: NO. ¡Basta! Creo que ha sido un golpe duro para el populismo boliviano, que estaba muy arraigado, y una derrota personal de Evo Morales, a quien yo considero un líder absolutamente populista, ya que encarna todos los defectos del populismo.
“Creo que es muy interesante como retrocede el populismo en Venezuela. Hoy en día no hay ninguna duda de que la inmensa mayoría de los venezolanos está harta de un régimen que ha empobrecido enormemente al país, que ha traído carestía, desabastecimiento, la más alta inflación del mundo y una criminalidad que es también una de las más altas a nivel mundial. El pueblo venezolano está harto de este régimen que solo ha traído miseria y violencia al país, siendo que pretendió ser el modelo latinoamericano de un socialismo del siglo XXI. Hoy esa promesa está en ruinas, está deshecha y no creo que haya nadie que esté más o menos lúcido y sensato que vea en Venezuela un modelo para el futuro latinoamericano.
“Es por esto que yo creo que la democracia, aunque sea por razones negativas, está teniendo una oportunidad que no ha tenido en el pasado y eso me parece que es muy positivo”.
–Y en el caso particular de Argentina, que sabemos está saliendo de un sistema populista, ¿qué éxito va a tener el Presidente actual con todas las medidas que se están tomando…?
–Yo creo que va a tener éxito. Argentina estaba entrampada por el populismo que había frenado todas la oportunidades de crecimiento del país. Era un aislamiento realmente suicida. Las primeras medidas que ha tomado el gobierno de Macri son todas muy sensatas, de gran coraje, que por supuesto tienen un costo. Pero, bueno, ya sabemos que el populismo sacrifica el futuro inmediato en nombre de un presente que es completamente fugaz. Tengo la seguridad que, gracias a los grandes recursos naturales y humanos que tiene Argentina, estas correcciones radicales van a lograr que el país despegue otra vez; van a atraer inversiones. Se ha integrado nuevamente a los mercados del mundo, dejando atrás este aislamiento que era suicida. De tal manera que creo que, pasado este tránsito difícil y costoso, este país debería empezar a recuperar todo el tiempo perdido. Creo que es un caso que puede tener mucha resonancia en el resto de América Latina. Es un fracaso para las ideas populistas, pues las ideas que está aplicando el Presidente Macri son muy positivas: democracia política, economía de mercado, incentivos para la inversión. Ese modelo no ha fracasado nunca cuando se ha aplicado de manera coherente.
–Pero la gente hoy en Argentina puede reclamar que las medidas que han tomado en el corto plazo la están afectando negativamente en su vida diaria…
–Naturalmente, pero siempre hay un costo que pagar. Cuando un país entra en un período de populismo, desarmar el camino siempre cuesta; eso es inevitable. Si uno sincera la economía y acaba con los subsidios que son destructores de la economía, siempre hay un costo que pagar. Pero pienso que los argentinos han pasado 12 años por períodos tan absolutamente destructivos para todas las bases de la creatividad empresarial, que precisamente por la riqueza de los recursos argentinos la recuperación será bastante rápida. Hay una inflación que, claro, ha crecido, pero la razón de esto no está en las medidas actuales, está en la insensateces de los 12 años del kirchnerismo, y la impresión que tengo es que ese período de tránsito –por tratarse de la Argentina y los recursos que tiene– va a ser más bien corto y que los beneficios se van a ver en un futuro próximo. Y creo que eso puede tener una gravitación sobre Latinoamérica bien importante.
–¿Y qué pasa en Perú? ¿Qué riesgos ve usted si triunfa Keiko Fujimori?
–Bueno, en Perú digamos que desde la caída de la dictadura de Fujimori, nosotros hemos tenido un período muy positivo. Un triunfo de ella sería muy grave, sería como una legiti- mación a posteriori de una dictadura que fue muy corrupta y muy cruel, muy sanguinaria. Pero creo que hay muchas esperanzas, no hay que desmoralizarse. Creo que Pablo Kuczynski debería ganar las elecciones si es que prevalece la sensatez. Se trata de una persona muy preparada, con mucha experiencia, que ha pasado por el gobierno de manera impecable, con grandes credenciales, que conoce muy bien el Perú y tiene un equipo magnífico. Consolidaría mucho todos los esfuerzos que se han hecho para democratizar el país, abrirlo al mundo, integrarlo a los mercados mundiales. Yo tengo esperanzas de que prevalezca la candidatura de Kuczynski, porque sería un refuerzo para la democracia política, la economía de mercado y para Perú.
–¿Usted ve en Keiko la reedición del fujimorismo en los ’90?
–Digamos, es el mismo equipo, la misma gente. Ella ha sacado a los más impresentables, pero el grueso del liderazgo fujimorista es el mismo. Y están todos los presos fujimoristas, los ladrones, los asesinos, esperando que se abran los calabozos, y si pasan directo al poder, mejor para ellos ¿no? Ese es el criterio que tienen con la candidatura de Keiko.
–¿Qué opina de la situación que está viviendo Brasil con la Presidenta Rousseff?
–Contrariamente a lo que se dice, pienso que lo que hay en Brasil es algo muy positivo: una voluntad popular de moralizar el país y de acabar con la corrupción que ha gangrenado las instituciones brasileñas. Esta gran movilización popular no está pidiendo el comunismo ni que desaparezca la democracia, ¡no!, está pidiendo un saneamiento de la democracia, un perfeccionamiento de las instituciones democráticas, y eso es sano a la larga. Brasil va a salir como una democracia muy regenerada luego de este proceso de impeachment a Dilma, que es solamente la heredera de Lula. La corrupción no comienza con Dilma Rousseff, tiene una tradición muy larga, pero es en el gobierno de Lula donde el grueso de la corrupción –que hoy está siendo denunciada y juzgada– se manifestó. Entonces, creo que es positivo para una democracia que experimente una catarsis como la que está viviendo hoy Brasil.
“Contrariamente a lo que se dice, pienso que lo que hay en Brasil es algo muy positivo: una voluntad popular de moralizar el país y de acabar con la corrupción que ha gangrenado las instituciones brasileñas”, afirmó el Nobel a sus entrevistadoras, Cecilia Guzmán y Magdalena Piñera M.
–¿Cómo evalúa el fenómeno de Trump en Estados Unidos?
–El fenómeno Trump es muy preocupante porque es populismo que entra por la puerta grande en Estados Unidos, donde creíamos que había suficientes vacunas contra el populismo. Sin embargo, no es así. Yo espero que no llegue a la Presidencia de Estados Unidos. Sería muy dañino que una persona como él, que es la encarnación misma del populismo, llegara a presidir un país que gravita enormemente sobre todos nosotros. Creo que sería para Estados Unidos, y para el mundo, algo muy grave. No creo que ocurra. Creo que si Hillary Clinton es el candidato republicano, ella ganaría fácilmente las elecciones.
SUS MEMORIAS
–Entrando en otro tema, ¿cómo definiría la libertad?
–Yo creo que la libertad es una posibilidad de elegir un tipo de vida, un tipo de trabajo, un tipo de conducta y, mientras más amplias sean las opciones para elegir uno su propia vida de acuerdo a sus propias convicciones, hay más libertad en el país. La libertad es algo unívoco, no es algo que se pueda dividir, elegir una libertad económica sin una libertad política o una libertad política sin una económica. Eso es imposible. Todos los intentos que se han hecho, por ejemplo, en las dictaduras militares o con el desarrollismo, han fracasado porque la libertad es indivisible. Si la libertad opera en el campo político también debe operar en el campo económico, en el campo social e individual. Los países que lo han entendido así y han aplicado la libertad en esta manera son los que han progresado más.
–¿Va a escribir alguna vez una segunda parte de sus memorias, después de “El pez en el agua”?
–Pues, tal vez. Espero tener tiempo y energías suficiente para hacerlo, pero la tentación de hacer una segunda parte de “El pez en el agua”, que complete toda la experiencia vital, por lo menos pública, sí está ahí y es una tentación que tengo muy presente.
–¿Qué escritores jóvenes latinoamericanos cree que tienen más proyección?
–A los escritores más jóvenes no los conozco suficientemente como para empezar a hacer discriminaciones, pero sí puedo recomendar a tres escritores de nuestra época que son muy importantes. En lengua española, por ejemplo, Javier Cercas. Es un escritor muy interesante, joven relativamente y que tanto en sus novelas como en sus ensayos ha expresado de una manera muy inteligente y muy creativa los grandes problemas de nuestro tiempo.
“También está el caso de Coetzee, que es un escritor muy, muy interesante, porque precisamente, por ser sudafricano, ha tenido que enfrentarse a problemas que son turbulentos, vinculados a la violencia social y política, y la descripción que hace él de ese mundo en sus novelas como en sus ensayos es inmensamente creativo, atractivo. “Quizás entre los escritores latinoamericanos recomendaría a Juan Gabriel Vásquez, colombiano, que me parece un novelista muy interesante, comprometido. Tiene una gran originalidad literaria y, al mismo tiempo, una gran preocupación de tipo social y político. El último libro que leí de él me gustó muchísimo; se llama ‘La forma de las ruinas’ y es sobre dos magnicidios que ocurren en la historia de Colombia y creo que la descripción que hace de la problemática colombiana valdría para la gran mayoría de países latinoamericanos. Y hecha desde el punto de vista estrictamente literario, artístico, creativo”.
SOBRE ISABEL PRESLEY
–Y, ¿cómo definiría el amor?
–Bueno, el amor es un enriquecimiento extraordinario de la vida por razones de tipo sentimental, emocional, pasional. El amor es privado fundamentalmente. Su exhibición pública es como suicida. Quienes viven el amor, lo viven de una manera muy particular, como un enriquecimiento del mundo, de la vida y de lo que no pueden participar los demás. El amor es privado y tiene que mantenerse en ese ámbito justamente para que sea tan fecundo, tan rico, tan renovador de la experiencia vital.
–¿Le molesta esta exposición mediática?
–Me molesta mucho. Creo que es un fenómeno de nuestro tiempo que tiene que ver con la violación de la privacidad. La privacidad es muy importante preservarla. La civilización es también la defensa de esta privacidad y la cultura moderna, lamentablemente, la transgrede sistemáticamente a través del periodismo amarillo, del periodismo de escándalos.
Fuente: Revista Cosas