La Otra Mirada

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“Necesitamos vigilar la intolerancia, tanto de la derecha como de la izquierda”

Noticia de El Mercurio
2017-01-08

Jonathan Haidt, destacado psicólogo social estadounidense:

“Necesitamos vigilar la intolerancia, tanto de la derecha como de la izquierda”

El autor de “The Righteous Mind” aborda el creciente tribalismo en la sociedad actual y llama a valorar la diversidad política como el tipo de diversidad más importante.

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HARALD BEYER y ALVARO FISHER Para “El Mercurio”
Esta semana visitó Chile, invitado por el Centro de Estudios Públicos y La Otra Mirada, el destacado psicólogo social Jonathan Haidt, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York. En los últimos años ha estado estudiando los fundamentos morales de la política y las formas de superar las “guerras culturales” de forma de promover una mayor civilidad en la política. Sobre estos asuntos conversó el profesor Haidt con “El Mercurio”.

-¿Por qué es importante estudiar los fundamentos morales de la política?

“Mucho de lo que nos divide está relacionado con estos fundamentos. Por ejemplo, las personas de izquierda tienden a ver los fenómenos sociales principalmente a partir de un eje altruismo versus daño y opresión, porque esos son los fundamentos centrales de su propia moralidad. Le puede parecer incomprensible, entonces, que otros no vean dichos fenómenos a través del mismo prisma. Las personas de derecha tienden a enfocarse en asuntos tales como el honor, el respeto o la lealtad y pueden encontrar insólito que estos estén ausentes en la izquierda. Pero ambos grupos están compuestos de seres morales y no inmorales como a menudo estos grupos se ven unos a otros”.

-¿Cómo se logra crear un terreno común en el que se pueda hablar sobre moralidad en términos más generales?

“Muchas personas han tratado de buscar la moralidad universal a nivel de actos. ¿Qué actos son universalmente malos? ¿Matar a los padres de uno? No necesariamente. ¿Matar a los hijos de uno? No necesariamente. No creo que sea útil buscar actos universales. Lo que yo he hecho a partir de la antropología y la psicología evolucionista es entender las bases fundantes, provistas por el entorno y la evolución, sobre las cuales podemos construir moralidades culturalmente variables. Este ejercicio nos permite encontrar muchos puntos en común, a los que llamamos fundamentos morales. De modo que en cada sociedad las personas le otorgan gran importancia al cuidado y a la crianza, a la justicia, encontrándose en todos lugares en grandes cantidades. Los otros fundamentos son más variables. Así, gran parte de las sociedades le asignan énfasis a la libertad, pero no todas. Otra parte importante privilegia la autoridad, pero no todas. Otras sociedades le dan importancia a la lealtad. Si se miran los fundamentos, es fácil darnos cuenta de que sí, somos una sola especie y que también tenemos las mismas ‘papilas gustativas’, pero comemos comidas distintas”.

-En su libro “The Righteous Mind”, usted introduce la idea de que nuestros actos y opiniones son a menudo el resultado de nuestras intuiciones morales, aunque después intentemos racionalizarlos.

“En efecto, somos buenos para encontrar justificaciones para cualquier cosa que hemos hecho, e igualmente somos muy buenos para criticar y quejarnos ante cualquier persona con la que tengamos una diferencia. Ahora si bien esto es natural, bajo ciertas circunstancias puede conducir a situaciones poco deseadas. Como señalaba antes, somos criaturas tribales, y de un momento a otro nos agrupamos y enfrentamos los valores de otro grupo. Por eso construimos instituciones que nos permiten superar ese tribalismo. Pero es muy fácil corromper las instituciones y llevarlas a la política partidista y tribalismo”.

-Este tribalismo parece estar en ascenso. ¿Qué lo explica?

“En Estados Unidos hay muchas causas. Entre otras, un proceso de ‘purificación’ de nuestros principales partidos. Desde la década de los 90, un partido se ha derechizado y el otro se ha izquierdizado. Se ha producido una desconexión entre ambos y entre los votantes de estos partidos. La evolución de los medios también ha jugado un rol. Han crecido aquellos que permiten confirmar los peores prejuicios de cada uno de nosotros. También el término de la Guerra Fría; la pérdida del eterno rival que era una fuente de cohesión del país relevante. También la inmigración, que después de un período largo de estancamiento creció rápidamente en los años 70 y 80, ha producido incomodidad. Por último, mencionaría la forma en que han impactado las redes sociales que aceleran las tomas de posiciones y el tribalismo”.

-Usted ha insinuado que junto con este fenómeno se ha instalado en la sociedad estadounidense el imperio de lo políticamente correcto, e incluso se amenaza la libertad de expresión. ¿Podría explicar este fenómeno?

“Necesitamos vigilar la intolerancia, tanto de la derecha como de la izquierda. En la derecha, esta se encuentra relacionada con el fundamentalismo. En la izquierda, está emergiendo una nueva y potente moralidad durante los últimos diez o veinte años que pretende decirle a la gente qué puede pensar o hacer. No deja de ser inquietante que en los Estados Unidos, donde creemos ser los campeones de la libertad de expresión, esta libertad sea vista como una herramienta para que poderosos hombres blancos puedan decir cosas racistas y sexistas. Al mismo tiempo, al privilegiarse a toda costa la protección de los sentimientos de grupos específicos en nuestras universidades se está corriendo el riesgo de limitar la libertad de expresión. Si esto se instala, es el fin de las universidades como las conocemos”.

-De cierto modo, parece que tanto la intolerancia en la izquierda como en la derecha es una expresión de tribalismo y guerra.

“¡Exactamente! Se ve el mundo dividido por las fuerzas del bien y del mal; las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Se están hiperactivando nuestros sentimientos tribales morales, ¡mientras que la tradición liberal era lo opuesto! Era un modo de permitirle a la gente vivir en conjunto a pesar de sus diferentes objetivos y deseos en la vida”.

-¿Cuáles son las diferentes herramientas de las que disponemos para deshacernos de los elementos que nos dividen en el siglo XXI? ¿Tenemos herramientas con las que trabajar?

“Creo que tenemos que cambiar la forma en que pensamos la diversidad. En Estados Unidos, diversidad se relaciona generalmente con raza, género y orientación sexual. Nos falta mucho, pero hemos avanzado en eso; a la vez, nuestras divisiones políticas están empeorando cada vez más. Ahora tenemos que abordar la diversidad política como el tipo de diversidad más importante. En segundo lugar, está el tema de las redes sociales. Necesitaremos enseñarles a nuestros jóvenes algo de responsabilidad digital, y también a las empresas. Eso significa enseñar a las personas a dar el beneficio de la duda para no tirar bencina sobre incendios y no unirse a linchamientos colectivos”.
Recuadro :
”Se están hiperactivando nuestros sentimientos tribales morales, ¡mientras que la tradición liberal era lo opuesto! Era un modo de permitirle a la gente vivir en conjunto a pesar de sus diferentes objetivos y deseos en la vida”.
Harald Beyer es director del Centro de Estudios Públicos y Álvaro Fisher es presidente de la Fundación Ciencia y Evolución.

 

Noticia de El Mercurio
2017-01-08

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