¿USTED me prestaría la Quinta Avenida para hacer una protesta? Rudy Giuliani mira un poco incrédulo, pero el NO se escucha fuerte en toda la sala. Insisto. ¿Dónde están mis derechos? ¿Acaso no hay libertad de expresión en Nueva York? Pero, el mítico exalcalde tiene claro el tema. “El punto es que yo tengo que respetar los derechos de todos. Si usted bloquea una calle, o se toma un lugar, entonces, de paso está afectando a los demás. La gente tiene también derecho a desplazarse, a ir a su trabajo, a volver a sus casas. O que un carro de bombero o una ambulancia deben poder llegar donde se los necesita”.
Guiliani fue alcalde de Nueva York entre 1993 y el 2001. Es recordado por su política contra la delincuencia que logró que la ciudad pasara de ser considerada una de las más violentas de Estados Unidos, a una de las más seguras hasta el día de hoy.
Su fórmula contra la delincuencia se popularizó como tolerancia cero, pero en la realidad está basada en una teoría llamada “Broken Window”, que apunta a la necesidad de prevenir los delitos menores como una forma de abordar otros peores. “Una ciudad donde cualquiera puede rayar las paredes, donde no se puede caminar sin riesgo a que te roben, donde hay vandalismo o desorden, es una que incuba y fomenta delitos mayores, como el crimen. Todo está unido. Por eso, mi primera labor en Nueva York fue limpiar la ciudad”, dice Giuliani.
Las protestas, son parte de aquello, agrega. Si una manifestación, aunque sea por buenas razones, altera la ciudad, creando caos y desorden, en muchos casos violencia, entontes se crea un ambiente permisivo. El resultado de aquello es simple: se da la sensación de que no hay control y eso incentiva la delincuencia.
¿Significa ello que no se puede protestar? Por supuesto que no, aclara Guiliani. Significa que hay que organizarlas de tal manera que se respeten los derechos de todos y se evite la violencia. “Primero se debe establecer el lugar de la protesta. Puede ser una zona específica o que marchen por las veredas. Pero nunca una calle. Segundo, las reglas son claras. Si alguien pisa una calle, se va arrestado. Si tira una piedra o va encapuchado, lo mismo. Si agrede a un carabinero, peor”.
Un caso emblemático fueron la protestas en Wall Street el 2011. A los manifestantes se les asignó una plaza. No podían salir de ahí. No podían molestar a los peatones. Y tenían que limpiar el lugar todas las noches. De lo contrario, no podían volver al día siguiente.
Así todos ganan, concluye Giuliani. “La única manera que una causa genere simpatías, es que no se salga de control. Que no pase a llevar los derechos de los demás, que no termine en violencia. Y, ojo, también es la forma de prevenir delitos mayores. Quienes convocan a este tipo de actos debieran ser los primeros en entender esto. Y si no es así, o en la práctica todos sus actos terminan en caos, entonces pierden el derecho a manifestarse de esa forma. La razón es simple: ni siquiera una buena causa puede pasar a llevar las bases de una sociedad democrática que es el cumplimiento de la leyes y el respeto por el otro”.
Por Andrés Benítez
Publicado en: La Tercera